Recuperaremos algunos aspectos transformadores de la práctica educativa en el contexto actual a partir de ejes teórico-prácticos de diferentes referentes del campo de la educación que han proporcionado modificaciones, de estructura y fundamento, a la hora de interactuar con las trayectorias formativas de los educandos en el marco de un entorno educativo.
LA EDUCACIÓN COMO TRANSMISIÓN CULTURAL
Empezamos retomando una idea transversal a todas las que recuperaremos posteriormente. Para esto, nos posicionamos en los aportes del pedagogo Philip Jackson (2015) cuando expone que la educación “… es un proceso facilitado socialmente de transmisión cultural cuyo objetivo explícito es efectuar un cambio perdurable para mejorar en el carácter y en el bienestar psicológico (la personalidad) de quienes la reciben e, indirectamente, en su ambiente social más amplio, que en última instancia se extiende al mundo entero”.
Si desglosamos esta definición podemos discernir que la educación implica “...un proceso facilitado socialmente…” Es aquí donde el vínculo con el educando se construye desde una interacción de conocimiento mutuo. Jackson también expresa que la educación es transmisión cultural, donde recupera el contexto cultural que atraviesa constantemente para dotar de un sentido situado y significativo a los aprendizajes. Finalmente, el autor expresa que la educación, desde estas ideas, promueve “cambio perdurable”, llevando a promover una huella (positiva o negativa) en el proceso educativo.
MODELOS, INTELIGENCIA, TERRITORIOS, PROCESOS Y SENSORIALIDAD
Seguido del abordaje sobre la categoría de educación expresada anteriormente, nos adentraremos a profundizar en el aprendizaje y modelos, la primera de las ideas transformadoras, entendiendo que el proceso educativo se construye en diferentes modelos y espacios. La educación interactúa en un modelo híbrido donde conviven las propuestas educativas sincrónicas (presencial-virtual) y asincrónicas (distancia-virtual). Cada modelo implica características específicas, pedagógicas y didácticas, que los diferencian entre sí a la hora de promover instancias formación junto a las trayectorias formativas.
La segunda idea que trabajaremos se denomina La inteligencia y el aula, de la mano de los autores Howard Gardner (2009) e Inés Aguerrondo (2014), de quienes recuperamos la definición de inteligencia como la capacidad que tenemos para crear objetos culturales en un contexto determinado y la solución de problemáticas sociales reales. En un sentido articulado, Aguerrondo nos propone pensar el aula como la oportunidad para llevar al educando a crear objetos e ideas significativas en la realidad que lo atraviesa o abordar problemáticas reales para ser solucionadas.
La tercera idea que nos desafía a pensar una transformación en la práctica docente se denomina Territorio Vital, una categoría propuesta por la especialista Ruth Harf (2009) que nos interpela a construir el verdadero sentido significativo de los aprendizajes que entran en juego en las propuestas educativas. Desde un posicionamiento reflexivo, la invitación es a encontrar las respuestas del por qué enseñó lo que enseño, qué sentido tiene y para qué le sirve al educando hoy. De esta manera, resignificar el contenido para volverlo situado culturalmente para los educando.
Continuamos con una cuarta idea, abreviada en las siglas APE (aferente-proceso-eferente), para recuperar el proceso de interacción que tiene lugar en los entornos de aprendizaje. Problematizando los estímulos aferentes que generamos externamente desde la propuesta educativa y aquellos que son internos al educando, buscamos poner en evidencia dicho proceso. Es una oportunidad para recuperar ideas que nos llevan a pensar los estímulos en búsqueda de respuestas eferentes que conectan al estudiante con lo que va sucediendo en la clase.
La quinta idea se vincula a los CRS (Canales de Representación Sensorial), de la mano de Roxana Fernández Coto (2017), referente en la disciplina del Neuroaprendizaje. Los educandos perciben el mundo y la información que los rodea por diferentes canales de percepción (auditivo, visual y kinestésico). Frente a esta realidad, los educadores tenemos dos desafíos importantes a la hora de construir puentes de entendimiento con el aprendizaje. Es decir, conocer los canales prioritarios de nuestro grupo clase para problematizar las metodologías para socializar el conocimiento y las actividades que llevamos a cabo.
LA CLASE, LA AUTONOMÍA, LOS ENTORNOS Y LAS RETROALIMENTACIONES
Seguimos pensando en la educación que viene con una sexta idea de Hernán Aldana (2016): Sobrevivir en clase. Debemos comprender, que ningún cerebro se somete pasivamente en las clases y frente a lo que le propone el docente. Entonces, debemos tener en cuenta algunos aspectos metodológicos que nos brinda la neuropedagogía para evitar la introspección del educando y fomentar una participación activa frente a lo que sucede en el entorno formativo.
En total articulación con la idea anterior, la séptima idea que recuperamos es la Participación en clase. A la hora de pensar en los desafíos de interacción que tienen lugar en las jornadas educativas de la cotidianidad institucional, la participación aparece como un eje central. Lo que debemos reflexionar es cómo logramos una participación significativa por parte del estudiante. Para esto existen claves didácticas y comunicativas que el docente podría establecer en su práctica para hacer pensar y sentir a los educandos a la hora de interactuar en el entorno de aprendizaje.
En octavo lugar, nos encontramos con la idea de Autonomía y Curación. Dichas capacidades se promueven desde el diseño de las actividades e indicaciones que realiza el educador. La construcción de las consignas, si no cuenta con los aspectos didácticos necesarios, pueden llevar a debilitar el abordaje del educando. Es por esto, que reconocemos cuatro elementos didácticos (objetivo, consigna, pautas y criterios) claves que se articulan desde un equilibrio didáctico para fortalecer la autonomía del estudiante a la hora de resolver una propuesta.
En noveno lugar aparece la siguiente idea de Entorno virtual, entendiendo que toda propuesta educativa puede estar complementada por un espacio virtual que acompaña y fortalece la planificación didáctica. Para esto debemos desglosar la categoría de entorno para enriquecerla desde la idea de lo virtual, recuperando aquellos elementos que nos brinda David Buckingham (2008) que le permiten al educador pensar en un espacio virtual educativo y pedagógico para la construcción de aprendizajes superando la mera visión instrumentalista de la tecnología.
Finalmente, nos encontramos con la última idea propuesta por Rebeca Anijovich: Retroalimentación formativa, un elemento clave para el sostenimiento y fortalecimiento de las trayectorias educativas reales con las que interactuamos constantemente. Las retroalimentaciones aparecen como una oportunidad para reconocer los avances educativos y recuperar las oportunidades de mejora en el proceso. La autora nos propone algunos elementos constitutivos que podemos tener en cuenta para enriquecer las devoluciones que realizamos a los educandos.
Seguimos, así, transformando la educación de manera colaborativa.
Gonzalo Bengochea es Licenciado y Profesor en Ciencias de la Educación y Diplomado en Neuroaprendizaje.
Los Andes